Imaginario lotaviano II

2.1 Pueblos y caseríos (I)

  Costa de Érica desde la casa de Severia / Costa de Afur, Tenerife.
Costa de Érica desde la casa de Severia / Costa de Afur, Tenerife.

 

 

2.1.1     Érica

 

 

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     Todo el pueblo acudió frente la casa del Pacón, para verificar lo que nosotros habíamos contado en el patio de tierra de la escuela. Los habitantes de Érica, según iban leyendo, de lejos, el letrero, se integraban en alguno de los corrillos que surgían en la carretera, en la curva que salvaba la loma en que se encontraba la casa del Pacón, ocupaban tanto el margen derecho como el izquierdo, algunos bajo la vegetación empapada por el alisio en el estrecho terraplén que precedía al despeñadero, otros parados en medio de la calzada para evitar las consecuencias de la humedad, otros, los más temerosos, apostados en las huertas que se abancalaban detrás de la casa. Nadie, sin embargo, cerca de la morada del Pacón ni de la señal escarnecedora. Parecía evidente que todos esperaban que ocurriera algo, y de todos lados emanaba una risa inconsistente, asocada y de mal agüero.

 

 

     Lo que queda en el aire, páginas 77-78 (La izquierda de Pacón).

 

 

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   Severia, la portuguesa que vino a Érica en el año 75, después de haber visto en una fotografía este pequeño caserío encaramado sobre el océano tras recorrer otras islas macaronésicas; allí se instaló, porque en lo alto de las laderas septentrionales de Lotavia, encontró el único lugar desde donde podía contemplar el mismo mar, a la misma distancia y con la misma luminosidad que desde Monsanto, donde había transcurrido su infancia, antes de trasladarse a Oporto para acudir a la Universidad y luego dirigir la editorial de la familia, antes de abandonarlo todo, como si hasta esta parte del Atlántico, frente a Érica, llegaran las dulces aguas del Tajo y pervivieran en el saladar del océano.

 

 

     Lo que queda en el aire, página 84 (La izquierda de Pacón)

 

 

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     Otras referencias a Érica en: Lo que queda en el aire (pág. 55, en el relato La izquierda de Pacón); ...En el aire queda (pág. 53, en el relato El barco).

 

Caserío de Érica / Valle La Lomadita, Puntallana, La Palma.
Caserío de Érica / Valle La Lomadita, Puntallana, La Palma.

2.1.2     Pedanía de Azguán

 

 

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     Vilegio Pri nace en 1950, en una pedanía de Azguán, cerca del macizo de Tarco, el mismo año en que lo habían declarado Parque Nacional. El pueblo aún era un pequeño caserío de pastores que bajaban en invierno con sus rebaños a la costa de Lotra, trashumancia que desapareció algunos años más tarde, cuando la ciudad creció en pugna con San José, y ya no hubo espacio para los animales. 

 

 

     Lo que queda en el aire, página 14 (El atleta descalzo)

 

 

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     Con cuatro años corría Vilegio por las callejas del pueblo, flanqueadas por firmes aunque irregulares paredes de tolmos, que le impedían ver los cercados donde se encerraba a las cabras y los corrales donde vivían los conejos y las gallinas y los chiqueros donde hocicaban los cochinos; tampoco podía ver desde su escasa altura las viviendas, todas equivalentes, construidas aledañas al hábitat de los animales y según un mismo sabio patrón: tres cuartos (el dormitorio de los esposos y el de los hijos y la sala) y una cocina a ellos adosada en ángulo recto, estancias que se abrían al patio de lajas orientado al este o al sur, de paredes enjalbegadas y tejas árabes, un retrete apartado que aprovechaba los tubos volcánicos o las mismas pocilgas y un pajero (o una cueva semiartificial) donde se elaboraba el queso y se guardaban los productos del campo, construcciones de piedra y barro que empezaban a ser reformadas o ampliadas con ladrillo y cemento.

 

 

     Lo que queda en el aire, págs. 15-16 (El atleta descalzo)

 

Camino de piedra de la pedanía de Azguán / Camino real de Breña Baja, La Palma.
Camino de piedra de la pedanía de Azguán / Camino real de Breña Baja, La Palma.

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